Esta obra de arte trata, entre otras cosas, sobre la “reinvención” de la carrera, y la vida misma de un actor. Riggan Thompson y su alter ego Birdman, amalgamados en una intermitente y sutil esquizofrenia. En el desespero de un ansiado reconocimiento. Actor que en su momento saboreó la fama, y posteriormente, en su actualidad, busca probar otro bocado, tratando de merecer una vez más el tan codiciado aplauso de un mercado: la audiencia.
Esta película utiliza un recurso cinematográfico que se conoce como “meta-cine” (varias historias dentro de una misma historia). En ocasiones el guión puede sentenciar increíbles quotes, líneas trascendentales y filosóficas, camuflajeadas en una aparente sátira. La escena donde la hija del personaje principal lo "arrolla" con un argumento tan persuasivo como insidioso es, creo, una de las columnas de esta obra. En el capítulo 12. Ella le hace entender que la realidad de un mundo moderno, un mundo actual, no se diluye, paradójicamente, en su efímero y fugaz pretérito. El personaje de la hija le recalca que en el mundo “hay que encajar” y mimetizarse entre tendencias, culturas y subculturas. Lo invita a getting used to it… De lo contrario, no importas, no existes… Este argumento es una fucking oda al Mainstream.
Este personaje principal es patético, inseguro, ambiguo y hasta terriblemente desesperado; rasgos lo suficientemente humanos en alguien quien irónicamente fungió cual superhéroe, tanto para el mundo como para sí mismo. Él improvisa su propia vida, limitada a una pretensión de fama. A la avidez de sentirse aceptado tal y como él se sueña, tal y como él mismo quiere venderse al mundo; al placebo del aplauso, dejando de lado sus otras responsabilidades. Así juega a imaginar aun sus poderes suprahumanos, pertenecientes a su yo del pasado. Así se acepta él como las aves que vuelan por encima de todo... Anhelando ser aceptado...
El personaje de la crítico, es poderosamente implacable. Asumo que podría representar lo estricto de un “sistema” que controla lo que se puede vender o no. El cine en cuestión y las casas productoras.
Por otro lado está el personaje que representa Edward Norton, el cual fluye tan natural como egocéntrico. Este personaje es el artista talentoso que hace lo que le place. Sin embargo, esconde sus penas tras la fachada del éxito, pues en escena es un dios, no obstante, fuera de ella, muchas veces “no sirve”…
También, se aprecia una suerte de meta mensaje, proveniente de un director que busca elevarse otra vez con una nueva obra, para ser también aplaudido: Alejandro González Iñárritu, quien dirigió Biutiful (2010); Babel (2006); 21 Grams (2003) y Amores Perros (2000). Al igual que un Keaton que renace luego de su Batman (1989).
El título de la película es Birdman, y el subtítulo: la inesperada virtud de la ignorancia. No saber, puede llegar a ser provechoso en un mundo tan contaminado como en la cosmovisión del entretenimiento, así como en nuestros tiempos post-modernos. No saber, es otro sesgo. Resaltando la ignorancia, como motor para producir o causar ciertos efectos, controlados por supuesto… Tal vez el hecho mismo de “desconocer” sea una medida, para identificar rastros de una pureza ya extinta en nuestra poluta naturaleza humana…
Con este subtítulo se condena a la “actualidad”, a las nuevas generaciones, quienes no aprecian la profundidad del análisis y los matices de lo trascendental en los escenarios de la vida misma. Una sociedad que aprueba lo efímero, y lo digiere sin mayor problema, víctima del inmediatismo; una mayoría imponente que opta por una satisfacción casi instantánea y designa quién puede y quien no, a través de sus recursos digitales. Una decisión Asch. Una sociedad que deja a un lado lo profundo, puesto a que tiende a brindarse tedioso, para enfocarse en algo que tal vez le sea más impresionante. La ignorancia es una virtud cuando, a razón de esa condición de nesciencia, el dolor y la frustración degeneran en calamidades más superfluas a las de alguien que sí vive y siente según su propio criterio y no bajo la opinión de un sesgo.