Esta magnífica pintura se titula Virgen de la Misericordia con la familia de los reyes católicos. Fue hecha por el español Diego de la Cruz (1482-1500). La obra actualmente se hospeda en el Monasterio Cistercience de Santa María la Real de las Huelgas de Burgos, lugar de retiro espiritual…
Lo que llamó mi atención de este cuadro no fueron los detalles relacionados con un rey arrodillado y un cardenal de pie; más bien, la interpretación de un demonio con unos libros en el lomo (esquina superior derecha).
Poco se sabe sobre este maléfico personaje, quien ha sido identificado como Titivillus, quien desde tiempos medievales ya incitaba a la murmuración, la mala pronunciación y a la charla ociosa (no solo en momentos de oración). Más adelante se le atribuyeron algunos de los errores que arrastraban las escrituras… (¡!)
Cito fragmento: “Se le identifica como un demonio culto e ilustrado, que escribe en pergamino las oraciones que no se han pronunciado correctamente, las letanías que se recitan faltando sílabas y palabras enteras, los salmos fragmentados cantados despreocupadamente. También anota el comportamiento de las mujeres chismosas en Misa y de los que no prestan atención en los oficios.”
Me atrevería a pensar que la Inquisición tal vez haya quemado “unos cuantos” libros a razón de este curioso personaje; acción excusada en un posible mal uso de las palabras.
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Piénselo dos veces cuando no procure a sus esfuerzos escribir con una debida ortografía, o hablar con el correcto uso de las palabras; tal vez Titivillus esté a su lado para cuando incurra en esto que se conoce como Vicios del Lenguaje....