viernes, 17 de octubre de 2014

La era del Bulo: el fraude de la nueva noticia falsa



A razón de las redes sociales, la “información” en nuestros días se propaga a velocidades que antes jamás se habrían pensado. Los textos de Noticias y Artículos, otrora leídos en medios impresos, actualmente son de muy fácil acceso a través de portales web.

Esta progresiva condición de la tecnología nos brinda la posibilidad de “acercarnos” a estas noticias de hoy en cuestión de segundos. Indagar sobre un tema que se haya suscitado, un evento, algo acerca de alguien, cualquier cosa, de cualquier personaje, de cualquier época… De hecho, en muchos casos, la información (la noticia) llega a nosotros, primero que nosotros a ella. Los textos aparecen en nuestras plataformas digitales despertando o no nuestro interés, nuestra atención. Las imágenes nos convencen, nos persuaden, nos afectan. Un retweet de otro retweet, un shared post, una imagen con 10k likes, una opinión a raíz de un trending topic, un coyuntural pop up

Se genera entonces una sensación: la idea de pertenecer a una cadena de transmisión de esa “noticia” que nos ha llegado casi por arte de magia. Esa información que nada tiene que ver con nuestras metas personales, con nuestros objetivos de vida, con nuestra carrera, incluso con nuestros intereses pero, que de alguna u otra forma, ha llamado nuestra atención y ahora debemos “esparcir el mensaje” informando a los demás. De esa manera estamos “al día”, “estamos en algo”, “hablamos de algo”, “sabemos de ese algo”. Pertenecemos a “algo”. Nos distraemos propagando ese “algo”, relevante o irrelevante, trascendental o no…

Abro mi Facebook, veo algunas fotos, leo algunos post, nada interesante, pero ¡hey! Estoy leyendo en algunas pocas líneas que Paul Walker ¡no murió! la imagen que acompaña el texto presenta una foto del actor vestido con el característico naranja penitenciario de los EEUU, y los logos de CNN y NBC también aparecen. ¡Maintream, mainstream, mainstream!. Dice el texto que ahora es condenado a 15 años de cárcel por fraudel. Le doy al botón de compartir y coloco alguna frase llamativa, sarcástica, escatológica, graciosa, todas a la vez: coloco <¡que bolas!> y ya está en mi timeline. No tuve tiempo de leer completo el artículo pero ya lo compartí y hasta con frase propia… Lo hice antes que muchos. Soy muy inteligente. Soy muy moderno. Estoy al día-con-el-día-a-día. Estoy en el tapete. Una semana después leo que todo fue una mentira.. Soy víctima constante de los bulos, ya no sé ni qué creer. Soy en realidad un grandísimo tonto. Soy un tonto que está al día(…)

***

Un bulo (o también Hoax) es una noticia falsa propalada con algún fin. 


Nuestro tiempo moderno, aunado a la condición cortoplacista de nuestra también moderna sociedad, está cada vez más lleno de bulos. El ciudadano moderno está más que ocupado en sus coyunturales actividades e intereses, y tajantemente expone su “no tengo tiempo”. No tiene tiempo de leer bien la noticia. No tiene tiempo de fijarse que los logos de NBC y de CNN que aparecen en la foto de Paul Walker no deberían llevar outer glow. No tiene tiempo para saber que el outer glow es el efecto de resplandor externo que se aplica a los textos y capas en photoshop. No tiene tiempo para darse cuenta de que la imagen está photoshopeada. Tampoco tiene tiempo para leer los numerosos artículos que desmienten su “nueva noticia”. No tiene tiempo de indagar ni mucho menos de investigar si es o no cierto eso que acaba de leer. Paul Walker murió y se retuiteó la noticia, luego se publicó que su muerte había sido fingida y también se retuiteó. Finalmente informan que sí murió y se vuelve a retuitear... Se difunde algo y luego se difunde lo que desmiente ese algo, porque el ciudadano moderno tiende a creer casi todo lo que lee en internet, y su impulsividad lo lleva a disparar el botón de compartir antes de que su cerebro asimile la información completa.  Así pues, es presa constante de estas hablillas, rumores, chismes y calumnias; legado ancestral de una estirpe rural que creía en cuentos de camino... Llega incluso este ciudadano moderno a opinar sobre la noticia falsa con tal vehemencia que puede llegar hasta a intimidar y hacer dudar a más de uno.

El hombre de hoy no es más inteligente que hace 1000 años... El astronauta tallado en la Catedral de Salamanca no es más que una restauración realizada en 1993, no una predicción del siglo XII, es simplemente un retoque moderno, si se quiere, un chiste arquitectónico...

Por otra parte, Tommaso Debenedetti, catalogado “el mayor mentiroso de la historia del periodismo”, ha engañado al mundo entero varias veces con sus falsas entrevistas. Dice el italiano que lo ha hecho por puro placer, y que no ha ganado nada con ello más que divertirse. Debenedetti se burla de la interpretación colectiva, fomentando en calidad de pionero, la creación de un nuevo género: el de la noticia falsa.

Debenedetti esparce la noticia falsa consciente de su falsedad, pero el “campesinado electrónico de las redes sociales” difunde el mensaje ausente de veracidad, carente de certeza, dudoso de su contenido. Debenedetti pretende al menos con sus imposturas «demostrar la fragilidad de los medios sociales, en donde cualquiera puede ser cualquiera». ¡Vaya genio tan irreverente!.


Esta es, sin duda alguna, la era del bulo. La de la propagación desmesurada de la noticia falsa no analizada. La cultura de masas es la que rige los hilos cual titiritero; tiende así a la practicidad. No hay tiempo de leer tanto, no hay tiempo de pensar tanto. ¡Hey! estoy leyendo un artículo donde dice que Walt Disney aun está vivo y piensa hacer el ice bucket challenge, déjame compartir esa información antes de que me enrede con estos hilos...



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