domingo, 22 de julio de 2018

Una carta de Hunter Thompson


En la primavera de 1958 Hunter S. Thompson recibió una carta de un amigo pidiéndole consejo, de tal manera que el escritor redactó una carta sobre el significado y el propósito de la vida. Es importante mencionar que en ese tiempo Thompson aún no era el depositario de ningún tipo de fama, pero sus palabras ya tenían la energía que lo convirtió en uno de los autores más celebrados del siglo XX. A continuación la traducción de dicha misiva.
22 de abril de 1958
Calle Perry 57
Ciudad de Nueva York
Querido Hume,
Tú pides consejo, ¡ah qué cosa tan humana y tan peligrosa! Pues dar consejo a un hombre que pregunta sobre qué hacer con su vida implica algo muy cercano a la egomanía. Asumir que se puede dirigir a un hombre hacia la meta máxima y correcta, al punto de señalar con un dedo tembloroso la dirección indicada es algo que sólo cometería un tonto.
Yo no soy un tonto, pero respeto tu sinceridad al pedirme mi consejo. Sin embargo te pido que cuando escuches lo que tengo que decir, concuerdes con que todos los consejos son sólo un producto del hombre que los da. Lo que puede ser verdad para uno, puede significar un desastre para otro. No veo la vida a través de tus ojos, ni tú a través de los míos. Si fuera a intentar darte un consejo específico sería como un ciego guiando a otro ciego.
“Ser o no ser, esa es la cuestión. ¿Qué es más noble para el alma: sufrir los golpes y las flechas de la injusta fortuna o tomar las armas contra un mar de adversidades…?”
(Shakespeare)
De hecho esa es la cuestión: si flotar con la corriente o nadar hacia una meta. Es una decisión que todos debemos tomar ya sea consciente o inconscientemente en algún momento de nuestra vidas. Muy pocas personas entienden esto. Piensa en cualquier decisión que hayas hecho y que tuviera una influencia en tu futuro: puede ser equivocada, pero no veo cómo podría ser cualquier cosa excepto una decisión –aunque sea indirecta– entre las dos cosas que he mencionado: flotar o nadar.
Pero ¿por qué no flotar si no tienes una meta? Esa es otra cuestión y es incuestionablemente mejor disfrutar la flotación que nadar en la incertidumbre. Entonces ¿cómo encuentra un hombre una meta? No un castillo en las estrellas, sino una cosa real y tangible. ¿Cómo puede un hombre estar seguro de que no va en pos de una “gran montaña de dulce”, una meta hecha de caramelo y azúcar que tiene poco sabor y nada de sustancia?
La respuesta (que es, en cierto sentido, la tragedia de la vida) es que buscamos entender la meta y no al hombre. Ponemos una meta que demanda de nosotros ciertas cosas: y hacemos estas cosas. Nos ajustamos a las demandas de un concepto que NO PUEDE ser válido. Cuando eras joven, vamos a suponer que querías ser bombero. Me siento razonablemente seguro de decir que ya no quieres ser un bombero. ¿Por qué? Porque tu perspectiva ha cambiado. No es el bombero quien ha cambiado, sino tú. Cada hombre es la suma total de sus reacciones a la experiencia. Como sus experiencias difieren y se multiplican, tú te convertirás en un hombre diferente y por lo tanto tu perspectiva cambia. Esto sigue y sigue. Cada reacción es un proceso de aprendizaje sumamente significativo, que altera tu perspectiva.
Así que parecería tonto ajustar nuestras vida a las demandas de una meta que vemos desde un ángulo diferente cada día ¿o no? ¿Cómo podemos esperar lograr algo más que una neurosis galopante?
La respuesta entonces no debe de tratar de metas en absoluto, o al menos no de metas tangibles en todo caso. Tomaría montones de papel desarrollar este tema a satisfacción. Sólo Dios sabe cuántos libros se han escrito sobre “el sentido del hombre” y ese tipo de cosas, sólo dios sabe cuántas personas han ponderado el tema. (Utilizo el término “sólo Dios sabe” puramente como una expresión”). Hay muy poco sentido en que yo intente dártelo en un proverbial resumen, porque soy el primero en admitir mi absoluta falta de certificaciones para reducir el significado de la vida a uno o dos párrafos.
Voy a alejarme de la palabra “existencialismo”, aunque puedes mantenerla en tu mente como una suerte de clave. Quizá también puedas tratar de leer algo llamado El ser y la nada, de Jean-Paul Sartre, y otra cosita llamada Existencialismo de Dostoyevsky a Sartre. Estas son meras sugerencias. Si te sientes genuinamente satisfecho con quien eres y lo que estás haciendo, entonces puedes olvidarte de esos libros. (Dejar a los perros que duermen acostarse). Pero de vuelta a la pregunta. Como dije, poner tu fe en las metas tangibles, sería, en el mejor de los casos, poco sabio. Así que no aspiramos a ser bomberos, no aspiramos a ser banqueros, ni policías ni doctores. ASPIRAMOS A SER NOSOTROS MISMOS.
Pero no me malentiendas. No quiero decir que no podemos ser bomberos, banqueros o doctores, sino que debemos hacer de la meta conformarnos con el individuo, en lugar de hacer que el individuo se conforme con la meta. En cada hombre, herencia y entorno se han combinado para producir una criatura con ciertas habilidades y deseos, incluyendo una necesidad muy arraigada de funcionar de tal forma que su vida TENGA SIGNIFICADO. Un hombre debe ser algo, debe importar.
Tal y como yo lo veo, la fórmula va más o menos así: un hombre debe escoger un camino que permita a sus HABILIDADES funcionar con un grado de eficiencia máxima hacia la gratificación de sus DESEOS. Al hacer esto, él está satisfaciendo una necesidad (dándose a sí mismo una identidad al funcionar en un rumbo fijo hacia una meta), él evita frustrar su potencial (al escoger un camino que no le pone límites a su desarrollo personal) y evita el terror de ver su meta languidecer o perder su encanto conforme se acerca a ella (en lugar de someterse a las demandas que busca, ha sometido su meta a adaptarse a sus propias habilidades y deseos.
En resumen, no ha dedicado su vida a alcanzar una meta predefinida, sino escogido una forma de vida que SABE que disfrutará. La meta es absolutamente secundaria: lo importante es el mecanismo que lleva a la meta. Y parece casi ridículo decir que un hombre DEBE funcionar en un patrón que él mismo ha elegido, ya que dejar que otro hombre defina tus metas es renunciar a uno de los aspectos más significativos de la vida: el acto definitivo de voluntad que hace a un hombre un individuo.
Vamos a asumir que tú piensas que tienes que decidir entre ocho caminos a seguir (predefinidos, por supuesto). Y vamos a asumir que no puedes ver ningún propósito real detrás de ninguno de los ocho. Entonces –y aquí está la esencia de todo lo que he dicho– DEBES ENCONTRAR UN NOVENO CAMINO.
Naturalmente no es tan fácil como suena. Pues has vivido una vida relativamente estrecha, una existencia más vertical que horizontal. De tal manera que no es muy difícil entender por qué te sientes así. Pero un hombre que procrastina al ELEGIR, inevitablemente verá que esta decisión es tomada por las circunstancias y no por él.
Así que si ahora te cuentas entre los desencantados, entonces no tienes otra opción más que aceptar las cosas como son, o seriamente buscar algo más. Pero cuídate de buscar metas: busca una forma de vida. Decide cómo quieres vivir y luego ve cómo puedes ganarte la vida DENTRO de ese modo de vida. Pero dirás: “No sé por dónde empezar buscar. No sé qué debo buscar”.
Y ese es el punto medular. ¿Vale la pena dejar algo para buscar algo mejor? Yo no lo sé, ¿lo es? ¿Quién puede hacer esa decisión si no tú? Pero aun si DECIDIERAS BUSCAR, has avanzado un gran camino para tomar la decisión.
Si no paro me voy a descubrir a mí mismo escribiendo un libro. Espero que no sea tan confuso como se ve a primera vista. Mantén en mente, por su puesto, que esta es MI FORMA de ver las cosas. Yo pienso que esto es aplicable de manera general, pero quizá tú no. Cada uno de nosotros debe crear su propio credo, éste es meramente el mío.
Si cualquier parte de esto no te hace sentido, por favor señálamelo. No estoy tratando de ponerte “en el camino” en busca del Valhalla, sino simplemente señalando que no es necesario aceptar las opciones que te da la vida tal y como la conoces. Hay más en ello que eso: nadie TIENE QUE hacer algo que no quiere por el resto de su vida. Pero de nuevo, si eso es lo que terminas haciendo, convéncete como sea de que DEBÍAS hacerlo. Entonces tendrás mucha compañía.
Eso es todo por ahora. Hasta que tenga noticias tuyas de nuevo, sigo siendo tu amigo,
Hunter.

Un Monet...




En este Monet se siente la nieve en los pies,
y un frío que poco a poco va desapareciendo.
Se puede sentir también el sol del cuadro en el rostro,
e imaginar la sombra fugaz que la urraca dibujará al volar…
Otro día que se asoma, con sus luces y sus sombras.

Sobre la película The Lobster

¡Advertencia!, sólo si a usted le gustaron películas como: Being John Malkovitch (Spike Jonze); Her (Spike Jonze); Under the skin (Jonathan Glazer); Birdman (Alejandro González Iñárritu); Donnie Darko (Richard Kelly), Eternal sunshine of a spotless mind (Michel Gondry), The Double (Richard Ayoade); Adaptation (Spike Jonze); The Village (M. Night Shyamalan); e incluso Edward Scissorhands (Tim Burton), entonces encontrará en The Lobster eso distinto que sólo el séptimo arte nocomercial puede ofrecer. De lo contrario, ni se moleste en tratar de verla, porque su impulsividad le hará quitarla en menos de 15 minutos.

The Lobster es una historia que, de manera más satírica que distópica, no se cohibe en señalar a una sociedad la cual se reserva el derecho de permitir o no que las personas permanezcan solteras… La pérdida, la búsqueda, y el encuentro del individuo, en sí mismo y en su circunstancia más próxima… Un hotel, un bosque y una pequeña ciudad bastan para representar excelentes metáforas escritas por un par de visionarios, Efthimis Filippou y Yorgos Lanthimos.

Instrucciones para subir una escalera, por Julio Cortázar


Nadie habrá dejado de observar que con frecuencia el suelo se pliega de manera tal que una parte sube en ángulo recto con el plano del suelo, y luego la parte siguiente se coloca paralela a este plano, para dar paso a una nueva perpendicular, conducta que se repite en espiral o en línea quebrada hasta alturas sumamente variables. Agachándose y poniendo la mano izquierda en una de las partes verticales, y la derecha en la horizontal correspondiente, se está en posesión momentánea de un peldaño o escalón. Cada uno de estos peldaños, formados como se ve por dos elementos, se sitúa un tanto más arriba y adelante que el anterior, principio que da sentido a la escalera, ya que cualquiera otra combinación producirá formas quizá más bellas o pintorescas, pero incapaces de trasladar de una planta baja a un primer piso.
Las escaleras se suben de frente, pues hacia atrás o de costado resultan particularmente incómodas. La actitud natural consiste en mantenerse de pie, los brazos colgando sin esfuerzo, la cabeza erguida aunque no tanto que los ojos dejen de ver los peldaños inmediatamente superiores al que se pisa, y respirando lenta y regularmente. Para subir una escalera se comienza por levantar esa parte del cuerpo situada a la derecha abajo, envuelta casi siempre en cuero o gamuza, y que salvo excepciones cabe exactamente en el escalón. Puesta en el primer peldaño dicha parte, que para abreviar llamaremos pie, se recoge la parte equivalente de la izquierda (también llamada pie, pero que no ha de confundirse con el pie antes citado), y llevándola a la altura del pie, se le hace seguir hasta colocarla en el segundo peldaño, con lo cual en éste descansará el pie, y en el primero descansará el pie. (Los primeros peldaños son siempre los más difíciles, hasta adquirir la coordinación necesaria. La coincidencia de nombre entre el pie y el pie hace difícil la explicación. Cuídese especialmente de no levantar al mismo tiempo el pie y el pie).
Llegado en esta forma al segundo peldaño, basta repetir alternadamente los movimientos hasta encontrarse con el final de la escalera. Se sale de ella fácilmente, con un ligero golpe de talón que la fija en su sitio, del que no se moverá hasta el momento del descenso.
FIN

Julio Cortázar (1914-1984)

El verdadero símbolo del Comunismo




El verdadero símbolo del comunismo debería ser una letrina! Allí, donde absolutamente todos somos iguales... en nuestro estado más natural y menos decoroso.

Fernando Egui Mejías

La Pragmática Conversacional

La pragmática conversacional se basa en la premisa de que el principio básico que rige la comunicación humana es el principio de cooperación: si dos o más personas establecen una interacción verbal, los oyentes y los hablantes cooperarán para entenderse y ser entendidos.
Para poder sostener esa pragmática conversacional hace falta cumplir con lo que Paul Grice identificó como Máximas Conversacionales (Grice: filósofo británico, conocido por sus contribuciones a la Filosofía del Lenguaje.)
El principio de Cooperación se concreta en una serie de categorías, denominadas máximas de conversación, las cuales describen cómo ha de ser lo que se dice en una conversación, para que ésta sea más precisa y menos ambigua:
1. Máxima de cantidad:
-Que su contribución contenga tanta información como se requiere
-Que su contribución no contenga más información de la que se requiere
2. Máxima de cualidad (de veracidad)
-No afirme lo que crea falso
-No afirme nada de lo que no tenga pruebas suficientes
3. Máxima de relación (de relevancia)
-Que lo que hable oportunamente sea relevante
4. Máximas de modo (modalidad, fundamentalmente intenta ser claro)

-Evite expresarse oscuramente
-Evite ser ambiguo
-Sea breve
-Sea ordenado

M, el vampiro de Düsseldorf, una película de Fritz Lang (1931)

M, el vampiro de Düsseldorf, una película de Fritz Lang (1931)
"No tengo. Nunca sentí arrepentimiento en mi alma; nunca pensé que lo que hice estaba mal aunque la sociedad lo condenara. Mi sangre y la de mis víctimas estará en la cabeza de mis torturadores. Debe de haber un Ser Superior que creara la chispa de la vida. Ese Ser juzgará buenos mis actos puesto que vengué mi injusticia. Los castigos que sufrí destruyeron todos mis sentimientos de ser humano. Por eso no tuve piedad con mis víctimas."
"Dime: una vez que me corten la cabeza, ¿seré capaz de oír, al menos por un momento, el sonido de mi propia sangre saliendo de mi cuello?"
El expresionismo alemán tiene mucho qué decirnos... entre esas cosas, nos recuerda que el Opresor está enfermo, encerrado en una excusa tanática... ¿La interpretación de Peter Lorre es el espejo de un Peter Künten sentenciado y luego guillotinado, o la metáfora del señalamiento entre villanos? Nadie está exento de culpa... nadie.

Sobre la película El Enigma de Gaspar Hausen



El enigma de Gaspar Hausen, dirigida por Werner Herzog (1974).
Siempre que veo, oigo o leo una obra clásica me pregunto: Qué siento y/o qué sentí...
Al ver esta película sentí una profunda duda relacionada con la identidad perdida y luego reformada de este Gaspar Hausen, de dónde venía y si realmente pertencía a una estirpe noble, monárquica... Sentí pena por ese Gaspar paradójicamente disjunto del mundo, ajeno a todo, quien, sin embargo, luego se cuestiona y trata de interpretar nuestras acciones, incluso nuestras costumbres (las de aquella época). Sentí algo más extraño que la preocupación y la intriga, con un Gaspar perdido en el aparentemente vacio de sus pensamientos, en sus ganas de aprender y sus intenciones de expresar lo que sentía al experimentar todo eso nuevo para él...
Alcancé un punto máximo de emptía con el personaje mientras el director filmaba un lago tan calmado que parecía un espejo, un pequeño bote, dos personas remando, un cisne, y aquel Adagio en G menor de fondo; me desdoblé, me fui de aquí a algún lugar que tal vez sólo conozca el mismísimo Herzog.
Muchas otras cosas me figuro de este enigmático Gaspar Hauser, pero prefiero dejarlo a juicio de quien quiera ver también esta magnífica obra, y asi no estropear cualquier otra percepción.

Poema: La carga del hombre blanco, de Ruryard Kipling



La Carga del Hombre Blanco (The white man´s burden)
Rudyard Kipling, poema publicado en 1899.
Llevad la carga del Hombre Blanco.
Enviad adelante a los mejores de entre
vosotros;
Vamos, atad a vuestros hijos al exilio
Para servir a las necesidades de vuestros
cautivos;
Para servir, con equipo de combate,
A naciones tumultuosas y salvajes;
Vuestros recién conquistados y
descontentos pueblos,
Mitad demonios y mitad niños.
Llevad la carga del Hombre Blanco,
Con paciencia para sufrir,
Para ocultar la amenaza del terror
Y poner a prueba el orgullo que se
ostenta;
Por medio de un discurso abierto y
simple,
Cien veces purificado,
Buscar la ganancia de otros
Y trabajar en provecho de otros.
Llevad la carga del Hombre Blanco,
Las salvajes guerras por la paz,
Llenad la boca del Hambre,
Y ordenad el cese de la enfermedad;
Y cuando vuestro objetivo este más
cerca
En pro de los demás,
Contemplad a la pereza e ignorancia
salvaje
Llevar toda vuestra esperanza hacia la
nada.
Llevad la carga del Hombre Blanco.
No el gobierno de hierro de los reyes,
Sino el trabajo del siervo y el
barrendero,
El relato de cosas comunes.
Las puertas por las que vosotros no
entrareis,
Los caminos por los que vosotros no
transitareis,
Vamos, hacedlos con vuestra vida
Y marcadlos con vuestra muerte.
Llevad la carga del Hombre Blanco,
Y cosechad su vieja recompensa
La reprobación de vuestros superiores
El odio de aquellos que protegéis,
El llanto de las huestes que conducís
(¡Tan laboriosamente!) hacia la luz:
“Oh amada noche egipcia,
¿Por qué nos librasteis de la esclavitud?,
Llevad la carga del Hombre Blanco,
No oséis rebajaros,
Ni clamar ruidosamente por la Libertad,
Para encubrir vuestro cansancio.
Por todo lo que gritáis o susurráis,
Por todo lo que hagáis o dejéis de hacer,
Los silenciosos y descontentos pueblos
Os juzgarán a vuestro Dios y a vosotros.
Llevad la carga del Hombre Blanco,
Olvidad esos tiempos de la infancia,
Los laureles ligeramente concedidos,
La fama fácil y sin fundamento;
Venid ahora, a buscar vuestra hombría,
A través de todos los años ingratos,
Frutos, aguzados con la costosa
sabiduría,
El juicio de vuestros pares.

Cuento: EL fantasma de las palabras no mencionadas, por Fernando Egui Mejías


El fantasma de las palabras jamás mencionadas
En el patio de un manicomio se acercó un loco a otro loco para contarle al oído: -Algunas veces he llegado a pensar que unos, si no todos, en el silencio nocturno previo al sueño, se inventan conversaciones con gente ya conocida…
Se apartó el loco unos segundos oteando en derredor para prever que nadie más escuchase. Prosiguió casi en susurros a aquel otro, de semejante o peor condición, que le prestaba completo cuidado, a pesar de su mirada perdida: -Diálogos, confrontaciones, respuestas inventadas, reacciones también inventadas. Modificaciones arbitrarias de un encuentro que ocurrió, cotidiano tal vez, o de otro que, por el contrario nunca aconteció, extemporáneo si se quiere. En ambos casos le confieso que, en efecto, el cerebro fantasea, no sólo con la contienda sino con una argumentación reflexiva y desafiante. Claro que esto es una suerte de soberbia: es el fantasma de las palabras jamás mencionadas, que se recrea en un instante absurdo, tan sólo pensado, nunca comentado. Así alguna persona fuera de este recinto de la demencia, tal vez, haya puesto palabras en la boca de mi rostro imaginado, antes de dormir. ¿Discutiríamos entonces?, ¿pelearíamos?, quizá sólo conversaríamos.
El otro loco, luego de escuchar todo aquello, preguntó: -¿Y qué le dijo usted?-. Y el primer loco respondió: -Figúrese que no recuerdo, pero creo que la última vez hubo gritos y golpes.
Fernando Egui Mejías

De la película Persona, de Ingmar Bergman (1966)


Le dice la doctora a Elizabeth, actríz que luego de protagonizar a uno de sus personajes ha quedado un completo y voluntario silencio:
"¿Crees que no lo entiendo? El desesperado sueño de la realidad, no de lo aparente sino de lo real. Consciente en todo momento, vigilante ante el abismo que hay ante lo que eres para los demás y lo que eres para tí misma. La sensación de vértigo y el deseo constante de ser descubierta por fin, de quedar expuesta en evidencia, quizá incluso aniquilada. Cada tono de voz oculta una mentira, cada gesto una falsedad, cada sonrisa una mueca. ¿Suicidarse...? No, no... Es muy feo. No es tu estilo, pero puedes quedarte inmóvil, en silencio, así al menos no mientes y puedes aislarte en tí misma, sin interpretar ningún papel, sin tener que exteriorizar gestos falsos. Eso crees, pero la realidad es retorcida. Tu escondite no es en absoluto hermético, la vida se filtra por todas partes. Te ves obligada a reaccionar. Nadie te pregunta si lo tuyo es real o irreal, si eres auténtica o eres falsa. Ese extremo sólo tiene importancia en el teatro y, a veces, ni tan siquiera allí. Yo te entiendo Elizhabet, entiendo tu silencio, tu inmovilidad, que refuerzes tu voluntad con ese fantástico sistema. Te entiendo y te admiro. Creo que deberías seguir en el papel hasta agotarlo por completo. Hasta que deje de ser interesante. En ese momento podrás dejarlo poco a poco... como tus otros papeles."
**
Etimológicamente la palabra Persona viene del latín persona, que significa máscara (utilizada en un personaje teatral). A su vez, Máscara en griego está formada por pros=Delante, y opos=cara, es decir: delante de la cara.

Sobre el poema Cuando leí el libro, de Walt Whitman



Muchas veces creemos saber sobre los demás; muchas veces pretendemos entender ¡lo que el otro es! Walt Whitman nos recuerda que esa pretensión de exégetas, tal vez arbitraria, tal vez inconsciente, es en verdad inexacta.
Cuando leí el libro, poema de Walt Whitman:
Cuando leí el libro, la famosa biografía,
me dije: así que esto es lo que el autor llama la vida de un hombre.
¿Y así escribirá también alguien mi vida, cuando yo haya muerto?
(Como si alguien supiera algo de mi vida;
a menudo pienso que ni siquiera yo sé nada, o muy poco, de mi verdadera vida:
apenas unos atisbos, un puñado de indicios fugaces, difusos e indirectos,
que quiero investigar aquí, para mi provecho).

Sobre subrayar los libros



Para mí es imposible leer un libro sin un bolígrafo en la mano. Uso tintas negras y azules; jamás resaltador. Mi subrayado es un diálogo con el autor. Un artilugio en favor de mis ulteriores análisis. Quien lea alguno de los libros en mis pequeñas pero verdaderas bibliotecas* inevitablemente tendrá que lidiar con mis asteríscos, llaves, corchetes, flechas, subrayados y notas a pie de página. Le darán la sensación de que estoy allí, a su lado, leyendo también; o quizá alcance a interpelarle con alguna sentencia, haciéndole pensar más a fondo en relación al texto. Tal vez lo remita a otra fuente, o simplemente le ahorre caminar y gastar las suelas de sus zapatos hasta llegar a un lejano diccionario. De lo contrario, pues adquiera su propio ejemplar y vaya a freír monos.
Eso de que un libro no se raya sólo aplica para cuando es prestado. Como aquel chiste que decía: ese es mi gato y yo hago con mi gato lo que me da la gana...
*Vale mencionar que la correcta concepción de un biblioteca son los libros que hemos leído, los que estamos leyendo, y los que leeremos; lo demás es un adorno inanimado, como un Pinocchio muerto.

Fernando Egui Mejías

Los Dañadores



Listado de libros de Alonso Quijano (los dañadores), que fueron quemados por el cura, el barbero, la sobrina y la ama de la casa. La lectura de estos libros, entre otros no mencionados, son la causa de la chifladura de nuestro Ingenioso Hidalgo. Su lectura es perniciosa; pongan cuidado y aléjenlos de sus bibliotecas, no vayan a causar en quien los lea el desvarío que le aconteció a Don Quijote:
.-Cuatro tomos de Amadís de Gaula
.-Las Sergas de Esplandián
.-Amadís de Grecia
.-Don Olivante de Laura
.-Jardín de Flores
.-Florismarte de Hircaia
.-El Caballero Platir
.-El Caballero de la Cruz
.-Espejo de Caballerías
.-Bernardo del Carpio
.-Roncesvalles
.-Palmerín de Oliva
.-Palmerín de Inglaterra
.-Don Belianis
.-Historia del famoso caballero Tirante el Blanco; (se arrancaron las hojas que hablaban de la sabia Felicia, del agua encantada y casi todos los versos mayores en La Diana de Jorge de Montemayor)
.-La Diana Segunda del Salmantino: compuesto por Gil Polo .-Los diez libros de Fortuna de Amor: compuesto por Antonio de Lofraso
.-El pastor de Iberia
.-Ninfas de Henares
.-Desengaño de celos
.-El pastor de Filida
.-La Carolea
.-León de España
***
Listado de libros no quemados y guardados (los escogidos):
.-Tesoro de varias poesías
.-El cancionero de López Maldonado
.-La Galatea de Miguel de Cernates
.-La Araucana, de don Alonso de Ercilla
.-La Austriada, de Juan Rufo
.-El Monserrate, de Cristóbal de Virués
.-Las Lágrimas de Angélica.

(Fuente: El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha)

Fernando Egui Mejías

Sobre el mito del Digitus Infamis



Cuenta una leyenda popular que el origen de este conocido gesto data de la Guerra de los Cien Años, que enfrentó a Inglaterra y Francia entre los años 1337 y 1453.
Los ejércitos ingleses utilizaban por aquel entonces con gran éxito el arco largo inglés. Era un poderoso arco de gran tamaño, con cerca de 2mts de altura y fabricado con madera de árbol de tejo.
El mito alude a que los franceses, antes de la batalla de Agincourt, en 1415, se habían propuesto cortar el dedo medio de todo arquero inglés que capturaran. Los arqueros mutilados serían enviados de nuevo a sus propias filas, incapaces de ayudar en la batalla, ya que sin ese dedo no podrían disparar sus famosos arcos, desmoralizando así a los enemigos que, además, quedarían impedidos para usar su arma en futuras batallas.
Pero cuando los ingleses comenzaron a ver que podían ganar la batalla (lo que inesperadamente consiguieron), los arqueros comenzaron a enseñar su dedo medio a los soldados franceses en señal de desafío y burla hacia quienes querían cortárselo, convirtiéndose así este signo en gesto de insulto extendido por todo el mundo.
La misma leyenda se atribuye al gesto de levantar los dedos índice y medio, a modo de “V” (aquí la versión es que los franceses cortarían a los arqueros esos dos dedos). La contraparte de esta versión es mostrar estos dos dedos como diciendo -aun los tengo para lanzarte flechas-. Nótese que las gentes se toman una foto con los dedos en forma de V pero colocados de manera horizontal, tal y como un arquero procede antes de tomar la flecha por el culatín.
Pregúntese entonces qué mensaje está queriendo enviar al hacer este último gesto (el de la v inclinada). Pregúntese también si es usted un émulo social, o está plenamente consciente cuando extiende sus falanges.
Disculpe la molestia.

Poema: Si, de Rudyard Kipling





Si puedes mantener la cabeza cuando todo a tu alrededor
pierde la suya y por ello te culpan,
si puedes confiar en ti cuando de ti todos dudan,
pero admites también sus dudas;
si puedes esperar sin cansarte en la espera,
o ser mentido, no pagues con mentiras,
o ser odiado, no des lugar al odio,
y -aun- no parezcas demasiado bueno, ni demasiado sabio.
Si puedes soñar -y no hacer de los sueños tu maestro,
si puedes pensar -y no hacer de las ideas tu objetivo,
si puedes encontrarte con el Triunfo y el Desastre
y tratar de la misma manera a los dos farsantes;
si puedes admitir la verdad que has dicho
engañado por bribones que hacen trampas para tontos.
O mirar las cosas que en tu vida has puesto, rotas,
y agacharte y reconstruirlas con herramientas viejas.
Si puedes arrinconar todas tus victorias
y arriesgarlas por un golpe de suerte,
y perder, y empezar de nuevo desde el principio
y nunca decir nada de lo que has perdido;
si puedes forzar tu corazón y nervios y tendones
para jugar tu turno tiempo después de que se hayan gastado.
Y así resistir cuando no te quede nada
excepto la Voluntad que les dice: «Resistid».
Si puedes hablar con multitudes y mantener tu virtud,
o pasear con reyes y no perder el sentido común,
si los enemigos y los amigos no pueden herirte,
si todos cuentan contigo, pero ninguno demasiado;
si puedes llenar el minuto inolvidable
con los sesenta segundos que lo recorren.
Tuya es la Tierra y todo lo que en ella habita,
y -lo que es más-, serás Hombre, hijo.
Rudyard Kipling (1865-1936)

Poema No te detengas, de Walt Whitman



No dejes que termine el día sin haber crecido un poco,

sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte,
que es casi un deber.
No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.
No dejes de creer que las palabras y las poesías
sí pueden cambiar el mundo.
Pase lo que pase nuestra esencia está intacta.
Somos seres llenos de pasión.
La vida es desierto y oasis.
Nos derriba, nos lastima,
nos enseña,
nos convierte en protagonistas
de nuestra propia historia.
Aunque el viento sople en contra,
la poderosa obra continúa:
Tu puedes aportar una estrofa.
No dejes nunca de soñar,
porque en sueños es libre el hombre.
No caigas en el peor de los errores:
el silencio.
La mayoría vive en un silencio espantoso.
No te resignes.
Huye.
“Emito mis alaridos por los techos de este mundo”,
dice el poeta.
Valora la belleza de las cosas simples.
Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas,
pero no podemos remar en contra de nosotros mismos.
Eso transforma la vida en un infierno.
Disfruta del pánico que te provoca
tener la vida por delante.
Vívela intensamente,
sin mediocridad.
Piensa que en ti está el futuro
y encara la tarea con orgullo y sin miedo.
Aprende de quienes puedan enseñarte.
Las experiencias de quienes nos precedieron
de nuestros “poetas muertos”,
te ayudan a caminar por la vida
La sociedad de hoy somos nosotros:
Los “poetas vivos”.
No permitas que la vida te pase a ti sin que la vivas.

Walt Whitman (1819-1892)

Pintura La muerte y la vida, de Gustav Klimt




La Muerte y la Vida, Gustav Klimt. Óleo sobre lienzo de lino. 1910.
Klimt señalaba esta pieza como su obra figurativa más destacada (a pesar de la enorme fama de su Beso, 1906).
En el cuadro se puede apreciar a la Muerte, delgada, en la zona izquierda del lienzo, envuelta en un sudario decorado al estilo acostumbrado del pintor (aunque un poco oscuro). Lleva un cetro en la mano y aún sin ojos, parece mirar la danza de la vida, a la derecha, esbozando una macabra sonrisa.
Tras un amplio espacio vacío, ahí está la vida, amontonada, caótica, siempre en movimiento, con niños protegidos por el abrazo de las madres, y hombres resguardando a sus mujeres… Un remolino de células, tejidos y figuras con los ojos cerrados para no ver lo inevitable. Una anciana penitente en el medio de este conglomerado parece comprender, resignada, que la muerte es un lento proceso, tan lento que dura toda una vida.

Relato: Revolución, de Slawomir Mrozek



En mi habitación la cama estaba aquí, el armario allá y en medio la mesa.
Hasta que esto me aburrió. Puse entonces la cama allá y el armario aquí.
Durante un tiempo me sentí animado por la novedad. Pero el aburrimiento acabó por volver.
Llegué a la conclusión de que el origen del aburrimiento era la mesa, o mejor dicho, su situación central e inmutable.
Trasladé la mesa allá y la cama en medio. El resultado fue inconformista.
La novedad volvió a animarme, y mientras duró me conformé con la incomodidad inconformista que había causado. Pues sucedió que no podía dormir con la cara vuelta a la pared, lo que siempre había sido mi posición preferida.
Pero al cabo de cierto tiempo la novedad dejó de ser tal y no quedo más que la incomodidad. Así que puse la cama aquí y el armario en medio.
Esta vez el cambio fue radical. Ya que un armario en medio de una habitación es más que inconformista. Es vanguardista.
Pero al cabo de cierto tiempo… Ah, si no fuera por ese «cierto tiempo». Para ser breve, el armario en medio también dejó de parecerme algo nuevo y extraordinario.
Era necesario llevar a cabo una ruptura, tomar una decisión terminante. Si dentro de unos límites determinados no es posible ningún cambio verdadero, entonces hay que traspasar dichos límites. Cuando el inconformismo no es suficiente, cuando la vanguardia es ineficaz, hay que hacer una revolución.
Decidí dormir en el armario. Cualquiera que haya intentado dormir en un armario, de pie, sabrá que semejante incomodidad no permite dormir en absoluto, por no hablar de la hinchazón de pies y de los dolores de columna.
Sí, esa era la decisión correcta. Un éxito, una victoria total. Ya que esta vez «cierto tiempo» también se mostró impotente. Al cabo de cierto tiempo, pues, no solo no llegué a acostumbrarme al cambio -es decir, el cambio seguía siendo un cambio-, sino que, al contrario, cada vez era más consciente de ese cambio, pues el dolor aumentaba a medida que pasaba el tiempo.
De modo que todo habría ido perfectamente a no ser por mi capacidad de resistencia física, que resultó tener sus límites. Una noche no aguanté más. Salí del armario y me metí en la cama.
Dormí tres días y tres noches de un tirón. Después puse el armario junto a la pared y la mesa en medio, porque el armario en medio me molestaba.
Ahora la cama está de nuevo aquí, el armario allá y la mesa en medio. Y cuando me consume el aburrimiento, recuerdo los tiempos en que fui revolucionario.
Slawomir Mrozek (1930-2013)

Reir llorando (Garrik), de Juan de Dios Peza



Viendo a Garrick -actor de la Inglaterra-
el pueblo al aplaudirlo le decía:
“Eres el más gracioso de la tierra,
y más feliz…” y el cómico reía.
Víctimas del spleen*, los altos lores
en sus noches más negras y pesadas,
iban a ver al rey de los actores,
y cambiaban su spleen en carcajadas.
Una vez, ante un médico famoso,
llegóse un hombre de mirar sombrío:
sufro -le dijo-, un mal tan espantoso
como esta palidez del rostro mío.
Nada me causa encanto ni atractivo;
no me importan mi nombre ni mi suerte;
en un eterno spleen muriendo vivo,
y es mi única pasión la de la muerte.
-Viajad y os distraeréis. -¡Tanto he viajado!
-Las lecturas buscad. -¡Tanto he leído!
-Que os ame una mujer. -¡Si soy amado!
-Un título adquirid. -¡Noble he nacido!
-¿Pobre seréis quizá? -Tengo riquezas.
-¿De lisonjas gustáis? -¡Tantas escucho!
-¿Qué tenéis de familia? -Mis tristezas.
-¿Vais a los cementerios? -Mucho… mucho.
-De vuestra vida actual ¿tenéis testigos?
-Sí, mas no dejo que me impongan yugos:
yo les llamo a los muertos mis amigos;
y les llamo a los vivos, mis verdugos.
Me deja -agrega el médico- perplejo
vuestro mal, y no debe acobardaros;
tomad hoy por receta este consejo
“Sólo viendo a Garrick podréis curaros”.
-¿A Garrik? -Sí, a Garrick… La más remisa
y austera sociedad le busca ansiosa;
todo aquel que lo ve muere de risa;
¡Tiene una gracia artística asombrosa!
-¿Y a mí me hará reír? -¡Ah! sí, os lo juro;
Él sí; nada más él; más… ¿qué os inquieta?
-Así -dijo el enfermo-, no me curo:
¡Yo soy Garrick!… Cambiadme la receta.
¡Cuántos hay que, cansados de la vida,
enfermos de pesar, muertos de tedio,
hacen reír como el actor suicida,
sin encontrar para su mal remedio!
¡Ay! ¡Cuántas veces al reír se llora!
¡Nadie en lo alegre de la risa fíe,
porque en los seres que el dolor devora
el alma llora cuando el rostro ríe!
Si se muere la fe, si huye la calma,
si sólo abrojos nuestra planta pisa,
lanza a la faz la tempestad del alma
un relámpago triste: la sonrisa.
El carnaval del mundo engaña tanto,
que las vidas son breves mascaradas;
aquí aprendemos a reír con llanto,
y también a llorar con carcajadas.
Juan de Dios Peza

Algo jocoso sobre Nietzsche...



A razón de un cuento de Slawomir Mrozek, titulado Revolución, el cual compartí en internet a través de esta red social, el profesor Pedro Certad comentó lo que abajo podrá notar que comenzó como un diálogo, y luego se volvió un monólogo:
Fernando Egui Mejías: Pedro Certad tengo el presentimiento, o más bien la certeza, de que este pequeño cuento te va a gustar lo suficiente.
Pedro Certad: Todo cambia y todo vuelve. Estupendo Fer. El uso de las dobles negaciones hace un jueguito mental buenazo.
Fernando Egui Mejías: El mito del eterno retorno del que hablaban los griegos; Miciades; y hasta el mal parido de Nietszche... Entre ayer y hoy me he leído gran parte de la obra de este polaco: pura sátira de la buena.
Pedro Certad: Nietzsche era bueno Fer, pero incomprendido.
Y aquí arranco yo con mi monólogo:
Fernando Egui Mejías: Si te respondo de manera nietszcheneana, te diría que ser bueno es una abstracción... mejor ser un super-hombre: un Übermensch!
O tal vez Kierkegard preguntaría sobre aquello que da forma a la comprensión para entender por default lo incomprendido?
...Son sólo sombras, diría Platón.
Su irsuto bigote sería comparado con antiguos complejos a razón de un pubis poblado de vellosidad, diría Freud? jajaja
Ortega y Gasset diría que la Masa no entiende de sesgos, sólo de inercias...
Y el mismo Nietszche con cara de culo diría: no me interesa lo que piense el hombre-rebaño...
Pedro Certad: Y Lacan? Y Foucault? Jaja
Fernando Egui Mejías: Lacan diría que no hemos experimentado otra cosa peor por la vida que llevamos, con o sin Nietszche...
Foucalt encendería un fósforo en la oscuridad, y me diría: aquello que puede alcanzar la luz de este fósforo es lo que apenas sabes de Nietszche; toda la inmensa oscuridad a la que no llega esa luz es lo que no sabes de él.
Borges diría que dentro del bigote hay un espejo que refleja un laberinto... y en ese laberinto me enfrento yo, puñales en mano, contra Nietszche.
Kafka diría que no es culpa de Nietszche sino de su padre, o tal vez me daría un insecticida para rociarlo sobre ambos.
Sócrates diría que no sabe; y que ni tú ni yo sabemos tampoco.
Jesús diría: no odies a Nietszche, ámalo como a ti mismo.
Hume diría que soy un insensible.
El rey de España diría: por qué no se callan?
Aristóteles diría que es ilógico pensar que Nietszche es malo, pero también ilógico pensar que es bueno.
Hobbes diría: no se enfrenten. Y atribuiría mi crítica a un trastorno permanente.
Descartes diría que no es verdad porque aun no reconozco a Nietszche; ni a él ni a su obra.
Hegel diría que mi opinión es harto finita.
Marx diría que no podría transformar la realidad que me figuro de Nietszche porque aun no la comprendo.
Bergson diría que aun no soy lo suficientemente inteligente para comprender el fenómeno Nietszche. Se reiría ante mi inflexibilidad.
Sartre diría que estoy condenado a pensar libremente si Nietszche es bueno o malo.
Schopenhauer diría que estoy profundamente dolido con Nietszche, puesto que aproximarse a él puede llegar a ser punzante.
Kant diría que es más lo que yo he recibido de Nietszche que lo que jamás podré aportarle yo a él.
Leibniz diría que estoy confundido, equivocado, y que mi apreciación es confusa.
Spinoza diría que mi comentario no es ético, y me mandaría a leer la Biblia.
Finalmente, Andrés Bello diría que en todas mis respuestas anteriores escribí mal la palabra Nietzsche, puesto que la z precede a la s...
Luego me aventuré a deliberar sobre los Presocráticos:
Tales de Mileto preguntaría si este infinitecimal Nietzsche forma parte de mi concepción del universo. Que me tome un poco de agua, o mejor aun, que actúe como ésta última mencionada.
Heráclito de Efeso diría que, tal vez, me sienta atraído por Nietzsche por su carácter antagónico en función de mis convicciones personales.
Parménides de Elea diría que Nietzsche, en substancia, es indestructible y eterno ante mi absurda e insignificante idea de hablar de él.
Anaximandro diría que mi sesgo es una perturbación que no trascenderá, a diferencia del sesgo de Nietzsche.
Empédocles diría que mis diferencias con Nietzsche se mezclan y a la vez se separan entre sí.
Anaxágoras me diría que dejara tranquilo a Nietzsche, puesto que no tiene presencia absoluta en mis pensamientos.
Demócrito diría que Nietzsche es simplemente un átomo en mi universo.
Zenón de Elea diría que seguir hablando mal de Nietzsche sería como quedar estático e inerte: mejor moverse, mejor seguir con otro tema.
Protágoras diría que mi opinión es subjetiva, y que la realidad de mi juicio e interpretación de Nietzsche está vinculada con mis propias y limitadas experiencias.
Anaxímenes de Mileto me diría que vaya a tomar aire, y que deje de asfixiar a Nietzsche.
Gorgias me recomendaría argumentar mejor mis opiniones, para comunicarlas en una plaza a más gentes.
Euclides diría que Nietzsche no es un axioma, tan sólo un argumento geométrico en mi cabeza.
Filolao me diría que Nietzsche no es el centro estacionario de mi cosmos, puesto que muchos otros escritores orbitan ante mi propia existencia.
Alcmeón de Crotona diría que saque a Nietzsche de mi cerebro y de mi alma, para estar en armonía cósmica.
Arquelao diría que mi argumento sobre Nietzsche es plano como la Tierra, pero deprimido en el centro.
Brontinus diría que Nietzsche es más poderoso y digno que yo.
Diógenes de Apolonia me mandaría a respirar suficiente aire fresco, para entender al menos algo de Nietzsche.
Hermótimo de Clazómenas diría que estoy atascado en el tema, y que debo convencer a mi mente de cambiar mi percepción de NIetzsche.
Leucipo de Mileto diría que, tanto Nietszche como yo, sólo somos un compendio de átomos.
Pitágoras diría que en el triángulo de esta conversación ni dos aristas mías llegarían a sumar tan sólo una de Nietzsche.
Jenófanes de Colofón diría que Nietzsche es seco, y yo, un tanto húmedo.
Antifonte diría que, tanto Nietzsche como yo, somos libres de pensar mal o bien el uno del otro.
Pródico de Ceos diría que tal vez Nietzsche no represente un elemento de confort en mi vida.
Y, ahora sí, finalmente:
Ferécide de Siros no me diría nada, tan sólo me insultaría, a mí y al malparido de Nietzsche.
***
Fernando Egui Mejías

El prisionero de sí mismo, de Giovanni Papini



Este relato me hizo pensar en El Extranjero de Albert Camus (Francia: 1913-1960). Se comenta que tal vez por error de traducción esa obra de Camus debería titularse El Extraño (del francés L´étranger).
Vale mencionar que el relato de Giovanni Papini (Italia: 1881-1956) fue escrito en 1912, mientras que la novela de Camus fue publicada en 1942. Digo esto, puesto que encuentro similitudes en el contexto de ambas obras, no obstante, me inclino por identificar en el relato de Papini un trabajo mucho más elevado. Y, al ser evidentemente previo, pues, tiene mayor mérito. Así puede darse, en ciertos casos, que un cuento corto supere a una novela.
Tanto Meursault de L´étranger, como el prisionero sin nombre de Papini, están condenados a vivir encerrados en sí mismos; en un anti-ahora, en un tiempo fuera del tiempo, fuera de todo; el abandono total, el desmoronamiento del ser.
Pienso yo: ¿Se habrá apoyado Camus en Papini? ¿Cómo saberlo? ¿Inspiración o desconocimiento?
Aquí dejo un link para quienes deseen leer el relato: